March 18, 2020 // Uncategorized

Misas suspendidas por toda la diócesis

Estimados fieles de la Diócesis de Fort Wayne-South Bend,

En medio de la pandemia del coronavirus, les escribo para alentarlos, en las palabras del Santo Padre, el Papa Francisco, “a vivir este difícil momento con la fortaleza de la fe, la certeza de la esperanza, y el ardor de la caridad”.

Al igual que muchas otras diócesis en nuestro país y el mundo, he tomado la difícil decisión, junto con los demás obispos de Indiana, de suspender la celebración de todas las Misas públicas en nuestra diócesis debido al aumento del virus y para ayudar a prevenir su propagación. Esta suspensión comienza el miércoles, 18 de marzo, y permanecerá vigente hasta nuevo aviso.

El no poder asistir a Misa es muy difícil espiritualmente ya que la Sagrada Eucaristía es “la fuente y cumbre de la vida cristiana”. Como católicos, debemos hacer nuestra parte para ayudar a proteger a aquellos quienes podrían ser afectados por el virus en las reuniones públicas.

Por favor sepan que yo y nuestros sacerdotes estaremos orando fervientemente por ustedes en nuestras celebraciones privadas de la Misa diaria. Los animo a hacer un acto de “comunión espiritual”, especialmente los domingos. Santo Tomás de Aquino definió la “comunión espiritual” como “un deseo ardiente de recibir a Nuestro Señor Jesucristo sacramentalmente y una acogida amorosa, como si ya lo hubiésemos recibido”. Pueden usar la siguiente oración de San Alfonso María de Ligorio para recibir la “comunión espiritual”:

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.

Santa Teresa de Ávila escribió: “Cuando no puedas recibir la Comunión y no puedas asistir a Misa, puedes hacer una comunión espiritual, lo cual es una práctica sumamente beneficiosa; mediante ella el amor de Dios será impreso en ti”.

Los animo a que durante este tiempo vean la Santa Misa en la tele o por internet, la cual está siendo transmitida por muchas de nuestras parroquias, incluyendo una Misa transmitida en vivo que celebraré cada domingo a las 10:00 a.m. También los animo a que reflexionen sobre las lecturas dominicales y que tomen tiempo para la oración personal y en familia al rezar juntos el Santo Rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia, o el Vía Crucis.

Como miembros del Cuerpo de Cristo, unámonos en nuestras oraciones el uno por el otro y en especial por aquellos, aquí o en el extranjero, quienes sufren la enfermedad o han muerto por la infección del virus. Recordemos también en nuestras oraciones a los valientes doctores, enfermeros y otros trabajadores de cuidado de salud quienes están trabajando arduamente para traer sanación a los enfermos, así como a nuestros sacerdotes y trabajadores pastorales quienes están ofreciendo cuidado sacramental y pastoral a los enfermos y los que están muriendo.

En este tiempo de “aislamiento social”, no nos dejemos aislar en nuestros corazones de aquellos quienes necesitan nuestro amor, cuidado y compasión. Me siento muy conmovido por todos nuestros fieles quienes están llevando comida a los de edad avanzada y manteniéndose en contacto con aquellos quienes pueden sentirse solos, ansiosos, o deprimidos durante este tiempo. Gracias a todos los que están llevando a cabo los actos corporales y espirituales de misericordia durante este tiempo de cuaresma y ofreciendo asistencia a aquellos que lo necesitan durante esta pandemia.

Jesús nos anima, como sus discípulos, a que lo sigamos a cargar la cruz. El no poder asistir a Misa es una cruz pesada, pero una que podemos cargar con la ayuda del Señor. Estamos unidos en espíritu con nuestros hermanos y hermanas a lo largo del mundo quienes tampoco pueden asistir a Misa por la pandemia y también con aquellos quienes normalmente no pueden ir a Misa por enfermedad, persecución, o falta de sacerdotes. Espero y rezo para que esta experiencia haga más profundo el deseo de todos de recibir a nuestro Señor en la Eucaristía, el gran regalo que muchas veces no valoramos.

Finalmente, imploremos a nuestra Santa Madre, como patrona de nuestra diócesis bajo el titulo de la Inmaculada Concepción, así como a San Mateo, nuestro patrón secundario, que intercedan por nosotros en esta prueba. Recordemos que Jesús siempre está con nosotros y que nada nos puede separar de Su amor. Vivamos en Su amor y propaguemos Su amor en nuestra comunidad.

¡Que Dios les bendiga!

Sinceramente suyo en Cristo,

Reverendísimo Monseñor Kevin C. Rhoades
Obispo de Fort Wayne – South Bend

* * *

The best news. Delivered to your inbox.

Subscribe to our mailing list today.